21 de noviembre de 2025
P: ¿Qué parte de su identidad mexicana sienten que está más presente en Riveiro: la herencia musical, la forma de contar historias o la energía en el escenario? En Riveiro nuestra identidad mexicana aparece sobre todo en la forma de contar historias. Venimos de un país donde las emociones se sienten fuerte y se dicen sin rodeos, y eso se nota en nuestras letras: directas, intensas y sin miedo a hablar del dolor o de la esperanza. También hay algo de nuestra energía mexicana en el escenario, esa necesidad de conectar, de hacer que la gente sienta que está viviendo algo real con nosotros. Tal vez no suene a folclor, pero sí suena a corazón mexicano P: ¿Cuál fue el momento —un ensayo, una canción, un concierto— en el que Riveiro dejó de ser una idea y se convirtió en una banda con voz propia? El primer día en el cuarto de ensayo, sentimos los tres al mismo tiempo la magia que se estaba gestando misma que se reforzó después del primer concierto, al terminar, la cantidad de gente que se nos acerco para felicitarnos y el énfasis que hicieron lo honesta que se sentía la propuesta. En esos dos momentos nos dimos cuenta de que teníamos algo grande y con un gran potencial. P: Cada banda tiene un “motor interno” que la impulsa. ¿Cuál es el de Riveiro: la experimentación, la narrativa, la emoción o algo completamente distinto? Nuestro motor interno es la emoción, pero no como concepto abstracto, sino como necesidad. Hacemos música porque hay cosas que no sabemos decir de otra manera. La narrativa y la experimentación están ahí, claro, pero lo que realmente nos mueve es esa urgencia de sentir y de ponerle sonido a lo que nos atraviesa.